Cuando estalló la crisis económica en 2008, el primer sectos en explotar y probablemente el más afectado fue el inmobiliario. La compra-venta de viviendas se redujo drásticamente, y lo que hasta entonces había sido uno de los ejes principales de la economía del país se convertía en una burbuja que explotaba como si le hubieran clavado un alfiler. Pero dentro del sector inmobiliario hay un pequeño subsector que ha sufrido en una medida mucho mayor los efectos de esta crisis galopante, y no es otro que el de las fincas rústicas.
El mercado de las fincas rústicas también ha bajado sus precios en estos 5 años de crisis, pero lo ha hecho en una medida mucho menor que la de otros sectores dentro del inmobiliario. De hecho, los analistas aseguran que la curva de decadencia en las ventas de fincas rústicas lleva un retraso de dos años con respecto a la de las viviendas tradicionales.
Como muestra de este mantenimiento en los precios de las fincas rústicas podríamos decir que su precio ha caído desde que empezó la crisis en un 7%, mientras que los de los pisos lo han hecho en un 31%.
Los informes aseguran que los precios de las viviendas dejaron de crecer a finales de 2007, mientras que los de las fincas rústicas no empezaron a caer hasta bien entrado 2010.
Eso sí, aquellos que se estén planteando empezar a mirar anuncios de «vendo finca» deberán saber también que, aunque las fincas rústicas están capeando el temporal mucho mejor que otro tipo de edificaciones, los precios de las fincas en venta también se han devaluado hasta niveles de los primeros meses de 2008. Pero esto, que puede ser una desventaja para algunos, también puede ser la oportunidad de comprar fincas rústicas para aquellos que hace un tiempo no se lo hubieran podido permitir.
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