Cuando vemos carteles de «vendo finca» a menudo pensamos en lugares en el campo para pasar unos días de vacaciones o relajarnos del estrés diario. Pero en nuestro país también hay un gran número de personas que se interesan por las fincas rústicas porque son el lugar ideal para practicar una de sus aficiones favoritas: la caza.
Claro que no todos los terrenos que podemos encontrar en los carteles de fincas en venta son aptos para practicar este deporte. Entre los datos que tendremos que tener en cuenta a la hora de decidir si una finca es perfecta para dedicarnos a cazar destaca especialmente su ubicación geográfica, así como las especies que podremos encontrar en ella. También es preciso tener claro que no es lo mismo una finca para cazar a nivel personal que un espacio que se pretenda alquilar para el uso y disfrute de otros cazadores.
Existen tres tipos principales de cotos de caza en nuestro país. Por un lado están los cotos privados, que consisten en ficas rústicas cuyos dueños la utilizan para cazar en sus ratos libres. Por otra parte, podemos encontrar los cotos intensivos de caza, en los que se sueltan de vez en cuando especies criadas en granjas para su aprovechamiento para la caza. Y finalmente podríamos hablar de cotos sociales, iguales a los privados pero pensados especialmente para clubes deportivos o asociaciones de cazadores.
También podemos dividir las fincas rústicas dedicadas a la caza en cotos de caza menor y cotos de caza mayor. Los primeros tienen que tener un mínimo de 250 hectáreas, y en ellos se suelen cazar pequeñas especies como conejos o perdices. Los cotos de caza mayor deben tener 500 hectáreas, y en ellas hay especies como jabalíes o gamos.
Una vez que hayamos decidido el tipo de finca que necesitemos para cazar, tendremos que asegurarnos de que todo aquel que se disponga a practicar en ella este deporte disponga de su correspondiente licencia de caza. También es importante respetar las vedas, prohibiciones para cazar determinadas especies en épocas del año muy concretas. Pero siguiendo estas pequeñas normas podremos convertir nuestras fincas rústicas en lugares donde disfrutar del deporte en plena naturaleza y del contacto con los animales.
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