En ocasiones anteriores, hemos hablado en este blog de las posibilidades que puede tener la compra de fincas rústicas para pasar el tiempo de ocio, para dedicarlas al turismo o para practicar un deporte con muchísimos aficionados como es el caso de la caza. Pero hoy vamos a hablar del uso de las fincas rústicas para el trabajo en la agricultura.
Si hablamos de agricultura en las fincas rústicas debemos diferenciar dos motivaciones que podemos tener: no es lo mismo querer un huerto en el que plantar algunas hortazilas para autoabastecernos que intentar poner en marcha una plantación de la que sacar un beneficio económico. Las necesidades, tanto a nivel de extensión como de tipo de tierra, son muy diferentes.
De lo primero que nos tenemos que informar cuando empezamos a mirar fincas en venta es de si el terreno está en condiciones de ser utilizado para la agricultura. Hay fincas rústicas muy bellas pero en las que por sus características es realmente imposible plantar nada. Y es importante que no nos den gato por liebre en una inversión tan importante como son las fincas rústicas.
Luego es preciso que pensemos también en qué tipo de cultivo queremos poner en marcha en nuestras fincas rústicas. Hay que tener en cuenta que los gastos derivados de un cultivo de regadío son mucho más altos que los de secano, pero que no en todas las zonas de nuestro país es posible plantar si no vamos a instalar un sistema de riego.
Debemos saber que una cultivo no es un juego, sino una responsabilidad que requiere mucho trabajo. Aunque sólo queramos un pequeño huerto, es importante que estemos dispuestos a trabajarlo si queremos obtener resultados.
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